Hace una década aproximadamente quedó en evidencia la deteriorada productividad en la industria minera, resultado de un aumento acelerado en la producción a partir de la incorporación de nuevos activos físicos y recursos humanos en la faena.
La reducción de costos no es suficiente para mejorar la productividad de las operaciones en el largo plazo.
Desde entonces, la cantidad de investigaciones en el tema han sido abundantes generando nuevos cálculos e interpretaciones para la productividad y los factores que las empresas, universidades y entidades gubernamentales lograban identificar. La productividad era un problema que pesaba para muchas compañías que la habían dejado de lado para aprovechar los elevados ingresos del llamado súper ciclo del cobre.
Prácticamente, la productividad se relacionó con todas las variables y resultados de la operación minera, sin embargo, el descenso en el precio de los commodities entregó un énfasis a los costos operacionales, pues se veía en la productividad una gran oportunidad para bajar los costos y competir contra el descenso de los precios. Sin embargo, luego se comprobaría que la reducción de costos no es suficiente para mejorar la productividad de las operaciones en el largo plazo, presentando nuevos desafíos que deben gestionarse.
Si comparamos la industria de hoy con la de 2009, sólo un pequeño grupo de compañías mineras ha logrado mejorar la productividad global de su operación. Lo que diferencia a estas empresas de las otras con peor productividad, es que dentro de sus gestiones se encuentra el aumento de la producción a largo plazo, esto no quiere decir que la reducción de costos no sea una prioridad, pero claramente no es el principal objetivo de la operación.
Lo que hay que tener claro para entender como la gestión afecta la productividad es que esta se trata de cambios, donde los cambios tecnológicos y metodológicos tienen más relación con la productividad que la misma variación de los recursos.
Desde la introducción de nuevos sistemas de medición en tiempo real hasta el cambio en la estructura interna de una empresa, permiten que los recursos tengan un valor adicional en la producción mientras que, por otro lado, las abruptas variaciones de los factores productivos más importantes (venta de activos, desvinculación de trabajadores, entre otras acciones) generan un deterioro o una sobrecarga en unidades claves de la operación, sean estos humanos, equipos o procesos.
De esta forma, viendo la gestión en la empresa como un cambio, la innovación puede llegar a ser uno de los recursos más valioso dentro de las compañías, ya que a medida que las condiciones geológicas y operacionales de la minería obligan a que la productividad descienda, la innovación permite revertir estos efectos y ganar un margen en la operación para seguir produciendo.
Lo extraño de la industria minera es que se desarrolla en base a los resultados de una exploración geológica, que es un negocio basado en el riesgo pero que gracias a décadas de experiencias mineras se ha logrado estandarizar. Sin embargo, la innovación que también es un negocio de riesgo y que cuenta con una increíble cantidad de información desde otras industrias, no se ha consolidado dentro de la industria minera.
Es comprensible, nadie arriesgaría un negocio de miles de millones de dólares para probar una nueva tecnología, pero de la misma forma que con las exploraciones en minería se logró definir una serie de procedimientos lógicos y secuenciales que permiten reducir el riesgo, la innovación debiese tener una metodología acorde a sus características y ser un proceso integrado dentro de las compañías.
Una buena gestión basada en la productividad maximiza la eficiencia de los recursos.
Como sea, el negocio minero requiere de rentabilidad y es aquí donde la productividad tiene una gran importancia en el corto y largo plazo. Desde aproximadamente el año 2012, el precio del cobre afectó fuertemente a las compañías, acercándose a los costos de operación, desde entonces se han destacado algunas acciones que han mejorado la productividad considerablemente basadas en la posibilidad de lograr un mayor margen en los flujos de caja.
La reducción de costos e incluso la disminución de la producción llevadas de forma eficiente y eficaz permitieron que la productividad aumentara y junto con esto se logró un margen en el flujo de caja que mantiene la continuidad de la operación.
Hay que recordar que en el super ciclo se mantenían elevados niveles de producción ya que el precio de los commodities lo permitía, pero con el nuevo escenario se enfocaron los esfuerzos en extraer los minerales de mejor ley lo cual significaba un menor costo, por lo cual no es extraño que la producción minera descienda mientras la operación lo permita.
Se observa a mineras a nivel mundial que han aumentado su productividad (verde) a partir del aumento de aprovechar la producción de escala, donde se distinguen dos grupos, las que invierten en nuevos y mejores equipos y las que reducen costos y activos.
Una buena gestión basada en la productividad maximiza la eficiencia de los recursos de forma individual y global, generando un margen operacional que se aprovecha eficazmente con una mayor producción respecto a lo establecido por una función de producción.
Actualmente, los commodities se encuentran en una etapa de recuperación y es probable que las compañías mineras retomen su operación normal, pero existen otras empresas que aun evalúan los aprendizajes del periodo anterior, y buscan la forma de integrar los nuevos conceptos sobre productividad en minería, la cual se asocia a la gestión y a la innovación en la operación.
**Este artículo se basa en las experiencias recogidas durante el desarrollo de la tesis “Propuesta metodológica de una estrategia de productividad en la gran industria minera del cobre” que analizó la productividad y las gestiones de las principales compañías mineras de cobre en Chile.
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